Esta historia que van a leer habla de Sadako Sasaki, una niña japonesa que sobrevivió a la bomba atómica que fue arrojada hacia los finales de la Segunda Guerra Mundial en Hiroshima, Japón.
Durante la guerra, Estados Unidos no atacó ni una sola vez a esta ciudad, era la única que no había sido atacada, y eso tenía una explicación. Querían comprobar el efecto de la bomba atómica y decidieron reservar esta ciudad para, más tarde, probar con ella.
El mundo se disponía a conocer el resultado de aquel experimento que en segundos acabó con Hiroshima. Lo que la gente no supó fue que aquella explosión tendría un efecto radioactivo que podía propagarse. Pues esto fue lo que le ocurrió a Sadako. Ella vivía a las afueras de la ciudad y tenía dos años cuando ocurrió todo esto. Tiempo más tarde, cuando ella tenía 10 años se le diagnosticó leucemia, que había sido causada por la radioactividad.
Una leyenda japonesa cuenta que si realizas 1000 grullas, los dioses te conceden un deseo. Entonces Sadako se dispuso durante su estancia en el hospital a intentar hacer todas estas grullas con papeles que pedía por todas las habitaciones.
Dos años más tarde de ser ingresada murió porque se le complicó mucho la enfermedad. Ella solo llegó a realizar 644 grullas y sus amigos, como regalo acabaron todas las que faltaban. Sadako Sasaki fue enterrada juntó a las 1000 grullas.
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